Fantasmagoría
La nada, el todo, la vida, la muerte. Materia, existencia, la vida, la muerte.
La entropía que recorre nuestros cerebros. Las neuronas. El conocimiento, la Tradición, el lenguaje, Dios. Filosofía, literatura, ciencia. Literatura, filosofía, ciencia.
La televisión nos mata con ondas de mensajes infrahumanos ángeles caídos de un cielo inventado. El odio, la duda, ¿amor? ¿tortura? Locuacidad inerte, fantasmagoría.
La diversidad, el orden y el caos. La comunicación, el error. Conflicto de generaciones, conflicto de civilizaciones, animales, átomos, fractales.
Tengo un corazón prestado, como esta expresión. Las palabras no significan nada. La vida no significa nada. El tiempo es el esbozo de un recuerdo, de un espejo de un sueño. Niños desencantados.
La nada, el todo, dioses pervertidos. Conjuntos que se encierran a sí mismos. Paradojas, falacias, algoritmos de un tirano.
El postmodernismo es una necesidad histórica que surge por el agotamiento de los esquemas tradicionales. Globalización. Sentimientos eternos, reinvención, originalidad, originalidad, originalidad.
Datos y datos, permutaciones. Vivimos en un cubo. Vivimos encerrados.
En nosotros mismos, en los demás. Lágrimas saladas, ojos de cristal, reflejos paganos, obtusos milagros, maravillas de Occidente, misericordia oriental.
El centro del universo es el destino de nuestras almas, enredadas en cuerdas vibratorias, información desenfrenada. Orgasmo de locura despiadada.
El espectro del arco iris resulta pequeño a mis ojos. Emociones repetidas, Historia. Vivimos sin memoria. Vivimos en la memoria. El río, el río, nos lleva sin cauce.
Música. El arte es el vehículo. La desilusión nos lleva a cometer todo tipo de locuras, solemos perder el control de las situaciones. Negamos esta realidad y nos engañamos a nosotros mismos. Engañamos a los demás. Mentiras, calumnias, insultos, robos: guerra. Meramente impotencia. Tragedia, patetismo, la gastada tradición... me sulfura las entrañas.
Ácidos y bases se disputan un partido de idiotas convencidos. El destino, el destino.
No quedan capas de valencia para ningún superhéroe. Es hora de ir acabando.
La despedida, el moco y el pañuelo.
Las mismas estructuras de siempre.
¿La sorpresa?
La muerte.