27 octubre, 2006

El ser humano como sujeto I


El término sujeto tiene distintas significados. La RAE los ordena según su orden. Expondré resumidamente las acepciones (pueden verse completas aquí):
  1. Expuesto o propenso a algo.
  2. Asunto o materia sobre que se habla o escribe.
  3. Persona innominada (cuando no se quiere declarar de quién se habla o se ignora su nombre).
  4. En filosofía: Espíritu humano, considerado en oposición al mundo externo.
  5. También en filosofía: Ser del cual se predica o anuncia algo.
  6. En gramática: Función oracional en concordancia obligada de persona y de número con el verbo.

Hay algunas acepciones más, pero no voy a entrar en ellas. En las tres primeras creo que no hay ningún problema, obedecen al uso común. No sé si tal uso derivó de los otros más cultos, o al revés, pero eso es algo que no tendré en cuenta.

Respecto a la sexta acepción, es a la que posiblemente todos nos referiríamos cuando nos preguntasen por una definición de sujeto, más que nada porque creo que a todos nos insistieron bastante en el colegio en lo que se refiere al análisis oracional. Este uso creo que está bastante claro también, a pesar de que llegar a su definición exacta sea algo más difícil.

La cuarta y quinta acepciones son referidas a la filosofía, que es mi terreno. La quinta en realidad, se refiere –entiendo yo– a la lógica de primer orden. Básicamente es la asignación de una propiedad a un determinado objeto.

No obstante, la cuarta se refiere a su uso más corriente en filosofía, que es el más absurdo y disparatado. Por no insultar a la Filosofía, diré que este uso es el más extendido en términos generales. Es el producto del orgullo humano, de su egocentrismo. Pero para quien no me siga, explicaré que estoy hablando del sujeto moderno cartesiano, del alma que todos nos jactamos que tenemos, de nuestro "yo" indisoluble y todopoderoso, único. Todavía no hemos leído lo suficientemente a Nietzsche y a su vástago Freud, para comprender que no somos dueños de nosotros mismos... a menos que luchemos por ello.

En realidad no somos otra cosa que información, cúmulos de datos.

Supongamos un universo lleno de objetos. El ser humano, en cuanto sujeto, no sería más que otro objeto que tiene la peculiaridad de copiar lo que recibe mediante los sentidos, guardarlo en su cerebro, y procesarlo. Este último punto es bastante importante, pero ya hablaré de ello el próximo día.

Lo que he hecho hoy ha sido descartar los demás significados de sujeto para centrarme en el que me interesa. En el post siguiente me adentraré en esta concepción que apenas he esbozado.

Un saludo.

19 octubre, 2006

Nuevo Cómic: Las reflexiones del Señor Satán


He creado un nuevo blog de cómics que actualizaré todos los jueves: Las reflexiones del Señor Satán.

Haz click en la imagen para entrar:

Si quieres poner un enlace a la tira en tu web tal como sale en la imagen de arriba, copia este código:

17 octubre, 2006

Objeciones


Esperaba algún que otro comentario, pero no he recibido ninguno. He de admitir que esto me apena. Tengo más cosas que decir, pero si siento que predico en el desierto no puedo evitar desalentarme. Curiosamente, ayer estaba en el quinto puesto del ranking de los blogs más leídos del Qué!, lo que confieso que me ha animado a seguir (aunque en realidad no sé si tantas visitas son de meterme yo mismo a escribir).

Esperaba que se me criticase que los argumentos de mis anteriores posts podían devenir en un círculo vicioso, por lo que todo lo que he dicho, al carecer de consistencia lógica, no tendría ningún sentido. No sé si alguien se habrá dado cuenta, porque no me han dejado comentarios, pero aún así voy a aclararlo.

En primer lugar voy a recordar brevemente los pasos que he dado:

1. El mundo está lleno de injusticias.

2. Esto es así porque hay mucho egoísmo.

3. Para acabar con el egoísmo hay que educar el corazón.

4. Debemos educar el corazón porque si le preguntamos a éste por sus acciones, nos responderá que nos sentiremos mejor no siendo egoístas.

El problema más evidente, el que conduce a tal círculo vicioso, es la consideración de que si alguien es un egoísta, un insensible, éste no tendrá corazón: por mucho que pregunte -puesto que le importan un pepino los demás- su "corazón", o "lo que sea", siempre le dirá que actúe egoístamente.

Mi respuesta a esta objeción es que todo el mundo tiene corazón, aunque esté totalmente dormido. Con esta metáfora, quizá tendría que decir que más que educar, muchas veces hay primero que despertar al corazón -no rinde igual un alumno atento que en duermevela.

¿Cómo puedo afirmar que todo el mundo tiene corazón? En primer lugar definiré brevemente lo que entiendo por corazón... si es que no había quedado claro... porque creo que intuitivamente todo el mundo sabe a lo que me refiero: tener corazón es la capacidad de sentir a los demás.

Todo el mundo tiene sentimientos, incluso el egoísta radical. En otro post definí el sentimiento como aquello que está entre medio de la razón y la sensación, sensaciones vinculadas con ideas. Como todo el mundo tiene sensaciones e ideas, necesariamente tiene sentimientos.

Educar -o despertar- el corazón, no sería otra cosa que equiparar tus sentimientos con los de los demás. Una vez que se ha hecho esto, lo siguiente sería mostrar los distintos sentimientos que levantan el hacer bien o hacer daño a los demás.

Creo que con esto respondo a esa posible objeción que nadie me ha planteado pero sé que estaba ahí. Sin embargo, esto no me parece suficiente.

Pondré el caso de que se admite que el sentimiento que suscita hacer el bien es mejor que el que suscita hacer el mal. Aparte de que esto me parece una verdad evidente cuando se analizan los sentimientos, quiero plantear, ¿cómo es esto posible? ¿por qué sucede esto en el ser humano?

Entrar en este terreno me parece bastante complejo, sin embargo, los resultados de la búsqueda de una respuesta a tal pregunta serían tan extensos que permitirían dar respuesta a muchas otras cuestiones. Por esto, voy a intentar responder a ello. Pero para no extenderme demasiado lo dejaré para el siguiente post.

Éste ha sido una especie de nudo entre el anterior y el siguiente, como ya hice en otra ocasión, lo que parece que le resta categoría y contenido al texto. Sin embargo, pese a esto, me gustaría que me escribiese alguien para poder discutir lo que digo. Por otra parte, y como autocrítica, reconozco que pido y no doy, es decir, apenas he comentado en otros blogs. Esto es por la sencilla razón de que apenas leo. Pido disculpas, pero no tengo mucho tiempo, y eso es precisamente lo que se necesita para leerme, pues no me caracterizo por escribir poco.

Un saludo.

10 octubre, 2006

Razones del corazón


El bien y el mal son siempre relativos a un sujeto. Cada uno distinguimos que es lo bueno o lo malo dentro de cada uno. Bien es cierto que muchas veces nos equivocamos sobre lo que nos conviene, pero en términos generales sabemos que es lo bueno y lo malo. En este sentido, podemos expandir perfectamente esta concepción a las demás personas. Saber si se está deseando algo bueno o algo malo a otra persona, es algo que todos sabemos en el momento en que lo pensamos o hacemos. Es posible que nos equivoquemos sobre lo que realmente conviene a esa persona o no, pero la intención nadie la quita. Eso sí, hay que ver bien si esa intención es pura o está inducida por pretensiones egoístas, es decir, que estamos diciendo que utilizamos a la otra persona como medio para nuestros fines -y no como un fin en sí misma, tal como diría Kant-, y en realidad no estamos engañando: estamos diciendo que le hacemos bien para justificar nuestras egoístas razones.

"El corazón tiene razones que la razón no entiende" Blaise Pascal

No obstante, este engaño, me parece claro para el que lo realiza: sólo hay que preguntar al corazón para saber cual es la verdad sobre lo que hacemos o dejamos de hacer. Sólo hay que desnudar la mirada.

Tras este punto preliminar, pasaré a lo que realmente me interesa, que no es otra razón que defender la postura del altruismo moderado que expliqué anteriormente.

Mi argumento anteriormente propuesto era el de que nuestras acciones se proyectan sobre las consecuencias positivas de los demás porque precisamente esas personas nos importan, nos duelen. Sin embargo, la cuestión es la de por qué alguien debería buscar esta empatía y no, por el contrario, alejarse de ella. Lo primero que un egoísta aduciría sería el hecho de que tal sentimiento es una debilidad, algo inútil que entorpece los verdaderos fines que él quiere. Es decir, que parte de que las otras personas no le importan. Si mi argumento es débil porque postulo que debemos preocuparnos por los demás, éste de la debilidad se basa justamente en lo contrario: no debemos preocuparnos por los demás. Por esto, ninguno de los dos tiene más fuerza que el otro.

Muchos egoístas no querrán admitir esto. Dirán que sus fines son más importantes. Que tienen en consideración a los demás, pero dentro de una escala de valores, estos se quedarán por debajo. Yo creo que tener en cuenta a alguien supeditándola a otros fines, no es tenerla realmente en cuenta. Porque una persona es persona siempre, no deja de serlo cuando es más importante aumentar las ventas, la audiencia o los votos.

El argumento anteriormente dado es el más utilizado por parte de aquellos que se mueven en el contexto de la lucha de poderes, por decirlo claro como en la frase anterior: el mundo empresarial, los medios de comunicación o la política. Dentro de un ámbito más cultural o académico, se sirven de otros alegatos.

En primer lugar, analizaré el conocido darwinismo social. Actualmente, debido precisamente a los desastres del nazismo, esta teoría está de capa caída, sin embargo, subyace en las mentes de muchas personas. Por esto voy a analizarlo.

Básicamente es la idea de que al igual que en la naturaleza se lucha por la supervivencia y sólo se mantienen los más fuertes, en la sociedad debe pasar igual. Como bien dice el argumento, tal lucha es algo que debería suceder, es decir, que puede suceder o no, pero se plantea como un ideal. Y es que las leyes de la naturaleza no pueden transgredirse porque son inmutables, pero las leyes humanas son contingentes, por lo que resultan perfectamente quebrantables. Establecer por esto una relación necesaria entre naturaleza y legalidad no tiene sentido.

Ahora bien, otra cosa es que pensemos que debamos imitar a la naturaleza. ¿Por qué razón habríamos de hacerlo? ¿Por qué pensamos que la raza humana debe perfeccionarse? Esto es supeditar a las otras personas a otros fines, tal como explicaba en el argumento anterior. Es decir, que éste está apoyado en aquél, por lo tanto, ambos son iguales de fuerte que el mío de la solidaridad.

Otro juicio que es el de la apreciación estética. Esto es, justificar las acciones egoístas porque los resultados son estéticamente bellos. Ejemplo de esto puede ser la belleza de las tragedias griegas, el pathos. En otras palabras: el universo es más bello en cuanto que es más trágico. No deja de ser cierto que esto en las obras de arte puede ser cierto. Personalmente me gustan las películas en las que hay violencia. No quiero decir que me gusten las de acción, sino aquellas en las que la violencia es algo que está dentro de la obra como un elemento que le da vida.

No obstante una cosa es el arte y otra la vida real. Dentro de un universo pacífico pueden desarrollarse perfectamente obras de arte con violencia. Pero no me detendré en este punto que sería extenso.

La cuestión es que el hecho de que una obra de arte pueda ser bella, es precisamente porque no es real. La contemplación de una obra de arte donde se muestra dolor es bella, pero el dolor no. Una obra de arte sobre la Primera Guerra Mundial puede ser bella, pero tal guerra no lo fue. Esa parte del todo es bella porque se abstrae de tal todo, pero en cuanto está dentro, en cuanto la gente sufre de verdad, esto no puede ser bello. Aunque para decir esto tendría que analizar el término belleza, cosa que no voy a hacer aquí. Pero esto no importa ahora: si alguien piensa que es bello esta supeditando la vida a la belleza, y este paso, es el que yo critico. Como puede verse es exactamente igual que antes.

Hasta ahora, no he desarrollado nada a favor de mi argumento. Simplemente he ido analizando algunas posibles réplicas a él.

En realidad, tampoco hay mucho que decir. Quien siente a los demás, siente sus pesares, pero a su vez, siente su felicidad. Es así de simple. Actuamos buscando el bien, al menos para nosotros, y sabemos muy bien lo bien que se siente cuando lo conseguimos, ¿pero que se siente cuando se siente la felicidad de los demás? Sin duda mucho más. No sabría explicarlo científicamente, no sabría remitirme a unos datos objetivos. Es totalmente al contrario: me refiero a mis sentimientos. Cada uno puede juzgar sus sentimientos, es decir, recordar lo sentido y comparar con sinceridad. Si alguien no sabe de lo que hablo debería probarlo, pues estoy seguro que podrá comprobar que ayudar, llena más vacío que todo lo que el dinero pueda comprar.

Buscar el bien a los demás, incluyéndose a uno mismo, es un buen proyecto de vida, pues sus buenos resultados son sin duda, la mejor forma y más edificante, de darle sentido a la vida.

Un saludo.

P.D.: Me gustaría que alguien me respondiese e hiciese de abogado del diablo dándome argumentos en contra...

06 octubre, 2006

Demarcando el Yo


Como decíamos ayer, se puede trazar una línea que describa los distintos comportamientos, desde el más egoísta al más altruista. Sin embargo, creo que no delimité bien cada apartado, de aquí este post.

Definiré antes egoísmo: es preocuparse por uno mismo.

Altruismo, pues, sería preocuparse por el otro.

Si me preocupo por otras personas, en cierto modo, es porque esas personas me duelen, las considero como si fuesen yo mismo. El altruismo no deja de ser un egoísmo donde la demarcación del yo se ha extendido a otras personas. Pero precisamente debida a esta difuminación de los límites entre el yo y el otro, cabe hablar de altruismo.

Depende de la amplitud de este círculo el hablar de egoísmo o altruismo.

En el egoísmo radical, como dije, sólo el individuo se encuentra en tal círculo.

En el moderado, se encuentran los amigos, la familia.

En el altruismo, propiamente dicho, el concepto de yo se extendería a toda la humanidad. Hay una frase de Graham Greene que dice "No se puede amar a la humanidad, sólo se puede amar a las personas". Y yo estoy de acuerdo. Pero una cosa es amar y otra no sentir nada por nadie. Está claro que no podemos querer a una persona que no conocemos como a alguien que sí, pero eso no quita que no la tengamos en consideración.

En el radical, también pasaría esto, con una excepción: uno mismo quedaría fuera del círculo. Esta posición me parece estúpida, como comenté en un post anterior. Dije que es el típico comportamiento de "poner la otra mejilla". Aquí quiero hacer una aclaración: muchos que piensan esto de poner la otra mejilla, dejan fuera del círculo a todos los que pueden... no diré más.

Bueno, no sé si alguien más que yo le ha parecido oportuno este post, o por el contrario superfluo, pero aquí está. Según lo planeado anteriormente lo siguiente que toca será hablar de por qué hemos de ser altruistas. Eso intentaré hacer, un saludo.

04 octubre, 2006

Paso atrás


Soy consciente de que cada vez que doy un paso para adelante doy luego unos cuantos para atrás. Por no hablar de cuando dejo un camino por completo y tomo otro. He dejado muchos temas abiertos en este blog, pero está claro que es muy dificil cerrarlos.

Intento seguir lo que dice Lao Tsé: "El hombre vulgar cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla". Ayer, por ejemplo, con las prisas, no puse ni imágenes ni enlaces en el post, pero bueno, me han puesto como el blog del día en el Qué!, que no está nada mal y lo agradezco.

No sé si no me han puesto más comentarios porque tal blog parece que está algo estropeado... o porque no me ha leído mucha gente (si este es tu caso puedes comentarme aquí). Me interesan los comentarios para discutir lo que digo. He recibido al menos uno.


La crítica es la que me esperaba: parezco demasiado ingenuo. Reconozco que lo que digo suena muy idealista. "Acabar con el egoísmo, como si fuera tan fácil..." No pienso que sea fácil, pero sí que el camino está, no en concienciar de los problemas, como se suele decir, sino en hacer que duelan. Porque no hay nada que importe más que lo que duele en el corazón.

En este post tenía la idea de autocriticarme esa cuádruple distinción que hice en el post anterior, pues no me parece correcta del todo. Al final me parece que me he ido un poco por las ramas... pero en fin, creo que me he aclarado un poco.

Bien, si nada lo impide mañana repasaré lo que hoy pretendía. Más adelante daré razones contra un egoísta para que deje de serlo y, finalmente, intentaré demostrar el camino para llegar a esa meta inicial que es que duelan los demás.

Un saludo, siento ser tan desordenado...

03 octubre, 2006

Educar el corazón


Todo aquél que busca -o desea- un sistema ético en el cual el padecimiento y las injusticias no tengan cabida, lo hace por una clara razón: le duelen los demás: cuando ves sufrir a alguien y te duele. Quien no siente nada difícilmente se preocupará por los demás.

Siempre que se ha buscado un sistema solidario, se ha partido de que somos egoistas, y se ha intentado establecer lo que es un contrato social. Esta idea puede que no se use demasiado, pero impregna desde luego, nuestra sociedad actual. Sin embargo, pretender una consensuación entre seres egoistas lleva a que cada uno se preocupe tan sólo por sí mismo, con lo que probablemente, quedarían fuera del contrato todos aquellos que no se hubiesen tenido en cuenta.

John Rawls, con su posición original, coloca a unos seres egoistas en una situación en la cual tendrían que tener en cuenta a todo el mundo. Básicamente, sería una asamblea en la cual se tiene un velo de ignorancia con el que no se sabe que lugar ocupa cada uno en la sociedad. Puesto que al levantar el velo se puede caer en cualquier lugar, los participantes elaborarían la sociedad más justa posible. Está claro que esta situación nunca ha sucedido. Rawls lo sabe, sin embargo, la emplea para determinar lo que es justo.

Creo que este paso es acertado, o al menos, no muy desacertado. Podría discutirse, pero no lo voy a hacer aquí. El caso es que me parece erróneo el camino que toma Rawls. Las personas egoistas nunca tomarán en cuenta a las demás, por lo que se preocuparán de sus propios negocios. En este sentido, de nada vale una definición de justicia a la que nunca se puede llegar.

Por esto, creo que la mejor solución es atacar la raiz del problema: acabar con el egoísmo.
En primer lugar haré una cuádruple diferenciación: egoísmo radical, egoísmo moderado, altruismo moderado, altruismo radical.

El egoísmo radical sería el preocuparse tan sólo por uno mismo. Optimistamente, creo que este egoísmo no se da mucho, más que nada porque todos somos personas y necesitamos de los demás. En esta necesidad es casi irremediable el que se creen vínculos afectivos.

El egoísmo moderado, sin embargo, si creo que está bastante extendido: uno se preocupa por su familia, sus amigos, y por supuesto por uno mismo, eso ante todo.

El altruismo moderado sería aquella postura por la cual uno se preocupa por todo el mundo, pero sin dejar de preocuparse por sí mismo y su allegados.

El altruismo radical sería aquél por el cual todo el mundo estaría por encima de uno mismo. El típico "poner la otra mejilla". Esta postura me parece improductiva y contraproducente, pues así consigue que los egoístas aumenten su poder.

Mi preferencia se situa sobre el altruismo moderado. Uno debe preocuparse de todo el mundo, pero no debe permitir que ni él ni sus congéneres sean humillados.

Para adoptar esta propuesta es ante todo necesario una cosa: sentir a los demás. Tanto sus placeres como sus displaceres, tanto sus alegrías como sus penas. Se puede educar en unas normas altruistas, pero si no se siente nada por los demás, tales reglas acabarán quebrantándose. Por esto, considero que está en manos de todos esta educación. ¿Pero por qué hemos de hacer tal cosa? A un individuo egoísta esta propuesta le parecerá inútil. Cosiderará que sentir al otro es una debilidad desechable.

Dentro de poco expondré porque creo que hay que adoptar tal postura.

Un saludo.

01 octubre, 2006

Nuevo cómic: ¡Qué optimista!

Cambio mi estilo decantándome por el de Matt Groening. Un chiste tonto para lucirme con el Photoshop.

Nuevo cómic: Knock Out

¿Una continuación de Caminante? Puede ser... También con rotuladores pero en color.

Nuevo cómic: Caminante

He aquí el nihilismo. Saca tus propias conclusiones. Hecho tan sólo con un rotulador negro.

Nuevo cómic: Escenas de la vida del agente 1-2-3

No, no es una copia de Darío Adanti, sino de Honoré de Balzac... (Je, je) Si no te ríes con este cómic... ¡maldito vulgo!

Nuevo cómic: Ecce Homo

Mi concepción del cómic. Leer a Nietzsche para su completa compresión. ¡Ah! Éste es tan sólo un cómic de humor...

Nuevo juego: Moda de perros

Moda de Perros es un juego estilo recortables. Viste a Byron con sus distintos trajes. Una pequeña secuela de Rescatar a Byron.







Descargar Juego (365 KB)

Nuevo juego: Rescatar a Byron

Rescatar a Byron es una aventura gráfica. Interactua con los objetos o habla con los personajes para conseguir tu objetivo.






¡Jugar!

Descargar Juego (1,90 MB)

¿Pero éste quién es?

Mi nombre es Jesús Morales Salamanca, nací en Córdoba el 23 de mayo de 1982, pero he pasado la mayor parte de mi vida en Palma del Río, un pueblo al límite de dicha provincia, pegando con Sevilla.

No obstante, en estos momentos estoy más en Málaga, puesto que es aquí donde estoy estudiando la carrera de Filosofía (Actualización: ya soy licenciado, pero sigo por estos lares malacitanos). Por todos los lugares de esta web podrás encontrar filosofía, aunque supongo que es demasiado precipitado el decir que soy filósofo. Quizá si me dedico a fondo en ello pueda decirlo, o decírseme.

Por otro lado, no puede negarse que soy muy reflexivo, me gusta conocer las cosas en detalle, sobre todo en estos tiempos donde relativismo y escepticismo se unen para brindar a los grandes medios de poder nuevos caminos para el control de masas.

Me gusta el arte, tanto su creación como contemplación. Me gustan los paisajes, las puestas de sol y los besos, hacer el amor, y otras veces la guerra. Me gusta reír y llorar (de risa), me gusta que los planes salgan bien, me gusta improvisar. Me gustaría cambiar el mundo, ser grande para cambiarlo y olvidar todas las penas, olvidar mi grandeza y admirar la belleza de la paz, el amor entre los pueblos olvidado, o quizá ahora naciente.

No puedo evitar el siempre contradecirme, y todo lo que digo es certero.
No puedo evitar amar unas caderas, no puedo evitar enamorarme.
No puedo evitar equivocarme, no puedo evitar la verdad.

¿Quién soy? Deberías conocerme en persona pero de momento, en esta miscelánea de mi ser que es mi web y cariñosamente llamo, El mundo al revés del Hombre Tortuga*, te abro mi corazón, espero que lo recibas bien.

Jesús Morales Salamanca 07/05/04

* Obviamente esto lo he cambiado, pues antes la web se llamaba Portal Chus, como se explica en ¿Pero esto qué es?.

(Pulsa aquí para ver mi perfil)

¿Pero esto qué es?

El mundo al revés del Hombre Tortuga es mi blog personal, donde incluyo mis reflexiones, poemas, cuentos, cómics, canciones, vídeos y juegos.

Mi idea es mostrar mis creaciones pero de una forma dinámica: me gustaría conocer la opinión y entablar diálogo con todo aquél que visite mi web.

Esta web nació sobre el año 2000, pero ha tenido muchos cambios de contenido y diseño. Éste en concreto, es una mezcla de una plantilla de blogger y las pequeñas modificaciones que yo he realizado.

El nombre también ha cambiado (como los habituales sabréis). Antes se llamaba Portal Chus, sin embargo, he dejado ese dominio para incluir publico todas las cosas curiosas que me encuentro en internet (métete aquí para verla). Las razones de estos cambios las podéis ver aquí.

El nombre proviene de mi antiguo blog del periódico Qué!, voy a publicar aquí todos los posts que allí puse, pues si lo veis, está roto. Aquí está el primero, es interesante verlo porque explica mucho del corazón de este blog.

Además voy a añadir algunos posts que puse también en mi espacio del Messenger. Aquí está el primero de estos, que es también el primer post que publiqué en un blog. Es interesante verlo porque explica mucho de mi corazón al comenzar esta andaduría de los blogs.

Si quieres saber algo más sobre mí, métete en ¿pero éste quién es?