29 marzo, 2007

Equívocos de un agujero negro


Todo se absorbe por medio de mi pupila enrojecida,
todo se desvanece en la nada de mi espíritu.
La soledad de las palabras apenas puede invocar mi herida.

Siento como todos los ídolos se desploman en el fondo de mi alma,
sólo más allá de la frontera de mis adentros otros nuevos podrían nacer.
Sólo más allá de los opacos arcanos, de mi angosta identidad.

El ritmo corrompido por las entrañas de la filiación,
la música imposible de los dioses arquetípicos,
sucumben como insectos en la maraña de la traición.

Enredos, confusiones, conjeturas, divagaciones,
cálculos exactos del misterio de la creación,
mentiras despiadadas, dulces pasiones,

capciosa expiación de místicos nefandos,
austera emoción de impías devotas,
venérea felación de afables ignotos.

La tragedia del honesto, el patetismo de sus actos,
la irreverencia del engaño, la impotencia de mis manos.
Infecundo camino, arrogancia desmedida.

Entre las cenizas de amalgamadas sinapsis
surge un melódico retal, eléctrica sinergia,
resultado impreciso; uni-verso residual.



11 marzo, 2007

Idiosincrasia de la mirada


Me muero en la vida del sueño,
me muero de error infecundo.
El temor que asola mi lienzo
se llena de sucios barruntos.

Llamadas de voz complacientes
y versos que se escriben solos,
o belleza languideciente,
expiración, último lloro.

Locura de tez cincelada,
modelo de estirpe cuajada.
Si tras los besos sombras quedan,
la mirada la respuesta halla.

Poco a poco, apaciguante,
exhala un susurro errante:
tras la sombra de los besos,
la respuesta es la mirada.